viernes, 10 de septiembre de 2010

Vivencias de Mari, alumna de Biología, en Nicaragua

           Mi nombre es Mari y soy una de las estudiantes de la Facultad de Biología de Sevilla que ha tenido la suerte de acompañar y quisiera darme el gusto de decir, formar parte de este proyecto. Sin duda una de las mejores experiencias que he tenido hasta hoy dia. La sensación de haber formado parte de la vida de estas personas por un ratito y aportar mi granito de arena me llena muchísimo de orgullo.

            Nuestra función en Nicaragüa, la de los estudiantes españoles, se decía “Conocimiento de la realidad”, ¡y bien que lo hemos conseguido! Es una realidad tan diferente a la nuestra que para muchos de nosotros, adaptarnos a ella  ha sido un difícil reto, pero a la vez fascinante y envolvente.

            El primer dia comenzamos en el laboratorio de cultivos con Patricia y Marvin, dos estudiantes de Biología nicaragüenses. En este laboratorio se trabaja con varias especies de plántulas de mangle, musáceas, y hasta las famosas orquídeas. Es mucho el esfuerzo que requiere esta tarea, y hacen falta muchas mas manos para que no se pierdan los cultivos, aunque desgraciadamente el laboratorio solo cuenta con dos personas. Aunque como no, mencionar la gran ayuda de Sergio durante dos meses, un estudiante madrileño que como nosotros, tuvo la suerte de formar parte del equipo de cultivos celulares.



            También estuvimos algunos dias ayudando a Claudia y Nancy en sus tesis. Estas dos chicas próximamente estarán en España junto con Marvín y Marta. Los 4 son estudiantes de Biología en la UNAN-LEÓN. Realizarán un curso en la Universidad de Sevilla y luego sus destinos se separarán. Marta y Marvin volverán a Nicaragüa y Claudia y Nancy irán al Pais Vasco para realizar su Master. Pronto les veré en Sevilla, y me vengaré por ese bañito en el agua tan apetitosa  del manglar, que gracias a su tesis, me tuve que dar varias veces! Quizás los haga subir a la Giralda a las 3 de la tarde, espero que en Septiembre haya algun día muy caluroso…:P

            Y ahora llega lo más interesante, el trabajo con los niños con capacidades diferentes y el club de jóvenes de Peñitas y Salinas Grandes. Como bien podeis leer en otras entradas, fue posible la realización de un taller de fotografía y un huerto ecológico en el que todos participamos, además de otras muchas actividades, debates, juegos, etc. Todas las actividades fueron muy interesantes y productivas, tanto para ellos como para nosotros, y la entrega de todos los muchachos fue sorprendente. Me quede impresionada con su entusiasmo y la rapidez con la que se trabajó. He de reconocer que no había hecho un huerto en la vida, ¡y yo que pensaba que eramos nosotros los que teniamos  que enseñarles! Ay dios mio, me hacía tantas preguntas…¿pero de donde vamos a sacar tanta tierra? ¿Como vamos a arar? ¿Como vamos a hacer aquí y ahora un huerto? ¿sino tenemos ninguna máquina? Y que tonta me sentí cuando empezaron a sacar carretillas de tierra de allí mismo, a arar con un pico, y a vallarlo con unas cuantas maderas. ¡Si lo único que tuvimos que comprar fue una malla de alambre para delimitarlo! Ahí me di cuenta de todo lo que se puede hacer con tan poco, solo hacen falta las ganas.  Espero que el huerto de sus frutos y que siga adelante, aunque me consta que sí, pues alguien me ha dicho que todo sigue viento en popa.



       Además de esto fueron muchas las cosas vividas con estos jóvenes. Cada actividad, las salidas al manglar, los baños en la playa, sus preguntas, su curiosidad, las riquísimas comidas compradas en el mercado de León justo antes de coger el bus para ir hasta Salinas o Peñitas, cada conversación con cada uno de ellos, los abrazos de Esmeralda, la vuelta a oscuras en el bus pasando por Ciudadela para dejarlos en casa, las llamadas dándonos las gracias por las camisetas, los infinitos mensajes de Salinas justo antes de coger el avión(no sabeis cuanta ilusión me hizo)…todo ello ahora forma parte de mí.
           Y he de reconocer que al principio me sentía como un bicho raro entre ellos, pero poco a poco fui sintiéndome como en casa, o mejor dicho, ellos me hicieron sentir como en casa. Solo hacia falta esa sencillez y confianza que las personas necesitan para abrirse. Si bien el idioma es el mismo, se hace un mundo la comunicación. Pero me di cuenta a tiempo y puse todo mi empeño en que estas diferencias no se convirtieran en un problema. Los últimos dias no me acordaba de España, se convirtieron en mis amigos, en mis confidentes, tanto las personas de las comunidades, como la gente que cada dia me rodeaba en León, incluso nicaragüenses que nada tenían que ver con el proyecto. Ahora que he llegado a España es aquí donde me siento rara, siento que me olvidé algo. Quizás algún día vuelva y me encuentre con las mismas personas que por un mes, se convirtieron en mi.


Mari